martes, 22 de mayo de 2007

UN LUGAR ELÍPTICO ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

En medio de una selva de cemento, de enormes edificaciones y a tan solo pocos metros de donde se maneja gran parte de la economía nacional, se encuentra uno de los más valiosos monumentos nacionales, representando con su imponencia arquitectónica un panorama que culturalmente va más allá de lo que para muchos parece desconocido.

Su infraestructura data del año 1827 y su forma elíptica que simboliza la ascensión de las almas hacia el paraíso, es el punto de atención de muchos extranjeros que ven a través de su armoniosa estructura un simbolismo de belleza frente a la representación paradójica entre la belleza y el significado oculto de la muerte. Su entrada antagónica representada por el Ángel de la muerte abre paso con elegancia a uno de los más visitados y reconocidos lugares Bogotá.

El contexto histórico que rodea al Cementerio Central de Bogotá consolida su pasado en un decreto que en su momento manifestó el Libertador Simón Bolívar para quien en su momento llegó hacer inconcebible el hecho de que los muertos se tuviesen que seguir enterrando en las bóvedas de las iglesias. En 1836 el cementerio fue puesto a disposición de la sociedad organizando su infraestructura de tal forma que la inhumación de los cuerpos estaba definida por zonas de acuerdo al status social de cada individuo. Paradójicamente desde siempre se ha visto que en nuestra nación el poder que emanan cada una de las clases sociales se ven manifestadas incluso en el lecho de la muerte.

Ahora inmerso en un gran sector comercial, donde el mármol, los osarios y las flores hacen parte de su entorno, el cementerio sigue aguardando innumerables historias de vida que se logran resaltar en medio de lo que para muchos es solo dolor y agonía. Su imponencia y su majestuosidad histórica ocultan en medio de sus monumentos recuerdos únicos de la historia nacional pero también contemplan la cotidianidad de la vida inmersa en la muerte como fuente de trabajo y de existencia.

Alrededor de esas bóvedas frías y lúgubres también se desarrolla un conjunto de experiencias por aquellos que aún siguen vivos y que diariamente luchan con una realidad poco alentadora para lograr subsistir en medios de un caos social, político y económico. Tales son las experiencias de vida que podemos encontrar en un mundo como el que rodea a don José Miguel quien diariamente debe afinar su voz para entonar esa canción de despedida que le permitirá llevar un sustento diario a su familia. Paradójicamente la música también hace parte de esa impotencia sombría que rodea sentimientos de angustia y dolor frente a ese ser querido que ha dejado de vivir para contemplar la vida misma desde la muerte.

Pero el adiós definitivo de un ser querido también se descubre desde un panorama diferente pues es para muchos el recurso que les permite sobrellevar el costo de lo que representa vivir dignamente. Y
así como don José Miguel, al sur de la capital, vive un personaje quien desde hace 5 años convive diariamente con la muerte, pues su trabajo esta en vigilar y amedrentar a aquellos quien a pesar de las circunstancias buscan aún en los muertos la posibilidad de apoderarse de lo ajeno.”Aquí se ha visto de todo, incluso hemos sabido de compañeros que han estado detenidos por la venta ilegal de cadáveres ,aunque uno a veces no lo puede creer finalmente termina aceptando que en este país ni siquiera la muerte se respeta” asegura don Jesús Octavio Lancheros.Don Jesús es uno de los vigilantes del Cementerio Central su día a día lo vive en medio de lamentos, lagrimas, tristezas y hasta serenatas....Su trabajo no es como el común de muchos otros pues se ve inmerso en una realidad que para muchos es ajena o simplemente lejana pero él la debe asumir a diario, pues sus rondas transcurren en medio de muchos entierros y visitas a los seres queridos que se encuentran sepultados, “ aquí se ve de todo, desde gente llorando, hasta viejas locas buscando entierros, brujerías y porquerías en medio de las tumbas” afirma don Jesús.

Estas dos historias de vida son tan solo un reflejo de lo que se contempla en medio de la muerte, además de vislumbrar las creencias y mitos que encierran las tumbas más famosas del cementerio Central pues aún encontramos personas que en medio de suplicas y flores contemplan por horas las lapidas de algunos personajes como El general Gustavo Rojas Pinilla, el candidato liberal a la presidencia de Colombia, Luís Carlos Galán Sarmiento, Virgilio Barco, López Michelsen y hasta el mismo Santander.

Es increíble que a pesar de las circunstancias y el pasar del tiempo aún algunas personas esperen que desde el más allá sus ídolos políticos logren hacer algo por este país que sigue desmoronándose a lo largo de su historia.


martes, 8 de mayo de 2007

LA MUERTE UNA ALTERNATIVA DE VIDA

En Colombia la violencia se ha encargado de que la muerte sea un tema que ya no conmueva, que no genere ningún tipo de opinión pública y por lo tanto que no represente ese amarillismo crudo con el que muchos medios pretenden obtener beneficios propios rompiendo con el esquema de comunicación que debe existir en un público a la espera de respuestas y un medio masivo de información.

De esta manera y bajo este panorama en Usme, un barrio al sur de la capital, vive un personaje quien desde hace 5 años convive diariamente con la muerte, pues su trabajo esta en vigilar y amedrentar a aquellos quien a pesar de las circunstancias buscan aún en los muertos la posibilidad de apoderarse de lo ajeno.”Aquí se ha visto de todo, incluso hemos sabido de compañeros que han estado detenidos por la venta ilegal de cadáveres ,aunque uno a veces no lo puede creer finalmente termina aceptando que en este país ni siquiera la muerte se respeta” asegura don Jesús Octavio Lancheros.

Don Jesús es uno de los vigilantes del Cementerio Central su día a día lo vive en medio de lamentos, lagrimas, tristezas y hasta serenatas....Su trabajo no es como el común de muchos otros pues se ve inmerso en una realidad que para muchos es ajena o simplemente lejana pero él la debe asumir a diario, pues sus rondas transcurren en medio de muchos entierros y visitas a los seres queridos que se encuentran sepultados, “ aquí se ve de todo, desde gente llorando, hasta viejas locas buscando entierros, brujerías y porquerías en medio de las tumbas” afirma don Jesús.

Don Jesús maneja dos horarios diferentes de 6:00 AM a 6:00 PM o de 6:00 PM a 6:00 AM, va rotando de acuerdo a lo estipulado por la compañía para la cual trabaja. “La noche no es tan cruel como todos creen uno ya deja de creer en esos cuentos de fantasmas y espíritus, en lo que realmente debemos concentrarnos es en los vivos esos si que buscan como entorpecer el trabajo de uno”, comenta don Jesús.
Esta historia es entonces una recopilación de los tantos trabajos que encontramos en nuestro entorno, una realidad capaz de recrear y contar una historia que parte de una verdad inminente: la dimensión de la muerte va más allá de lo tangible pues aún después de que esta llega sigue generando una alternativa de vida para muchas personas que dependen de ella para subsistir.